Dónde comer en Milán

Si a lo largo del día quieres picar algo, puedes dirigirte a unos establecimientos llamados paninoteche, donde comprar deliciosos emparedados. Además, existen numerosas trattorias y restaurantes donde probar algunos de los clásicos de la gastronomía milanesa. Uno de los más visitados en el restaurante Lacerba, en el  número 4 de Vía Orti, donde probar deliciosos arroces. Seis números más arriba, en esa misma calle, nos encontramos con el restaurante Lifegate, que prepara recetas de pasta con ingredientes orgánicos. Cerca de la Estación Central encontramos el restaurante Eda, con una moderna decoración y unos riquísimos postres. Y si se prefiere bufete, nada mejor que dirigir tus pasos hacia el número 3 de la vía Pío IV, donde no hay que perderse el risotto o los riquísimos tortelinis.

Para tomar un cappuchino a media tarde puedes acudir a uno de los glamurosos cafés de Milán. El Café Marino alla Scalla, en la plaza del mismo nombre, es perfecto para una conversación entre amigos. El Café Sant Ambroseus presenta una elegante decoración de principios del siglo XX, con unos excelentes postres elaborados con chocolate negro. Para la tarde-noche, al milanés le suele gustar un cóctel hecho con ginebra, martini rojo y hielo denominado Negroni. En el Café Marchesi los preparan riquísimos.

La cadena de restaurantes Pastarito-Pizzarito está muy extendida y presenta una buena relación calidad-precio. Para un ambiente más selecto, marisco incluido, acudiremos al Merluzzo Felice, en Vía Lazzaro Papi 6. Con una estrella Michelín encontramos Craco-Peck, en el número 4 de Víctor Hugo, y Don Carlos Ristorante, en vía Manzoni 6.